La cosecha de 2018 ha vuelto a ser fantástica para el motociclismo español y mundial. Lo digo porque más allá de los resultados finales, de los que me congratulo porque dos de los tres títulos han sido para los pilotos españoles (el de MotoGP para Márquez y el de Moto3 para Martín), y el que ha volado fuera de nuestras fronteras ha ido a parar a manos de un crack (el de Moto2, para Bagnaia), ha habido de nuevo carrerones para la historia. Se lleva la palma, por encima de todas, la de Australia de Moto3. Un grupo enorme pelando hasta el final en el que el ganador, Arenas, salió quinto a la recta de meta en la penúltima vuelta, cayó a la undécima posición antes del paso por meta y se puso primero en la primera curva de la última vuelta. Una locura que refleja lo que fue una prueba con miles de hachazos (los 17 primeros entraron 989 milésimas) y en la que Bezzecchi perdió muchas de sus opciones de título tras tirarle Rodrigo.