La tortuga iba caminando despacio por el bosque, tan despacio iba que daba un pasito a la izquierda, y siete años después daba otro pasito a la derecha. A pesar de ir tan despacio, un día la tortuga cayó en un agujero y dijo: – “Esto me pasa por ir tan deprisa. ¿Dónde he caído yo? Acabo de caer en un agujero, es decir, una trampa. Me han puesto una trampa. Tengo que salir de aquí”.
Cuando la tortuga buscaba la manera de salir del agujero, de repente cayó dentro un leopardo. Y la tortuga dijo: – “Por lo menos ya somos dos”.
Después, ella se quedó pensativa, y se acercó al leopardo y le dijo: – “Tú, leopardo, ¿qué haces en mi casa? ¿Tú no sabes que este agujero es mi casa? ¡Has entrado en mi casa sin permiso! ¡Fuera de mi casa! ¡Vete ahora mismo!”
El leopardo pensó: “Yo soy el leopardo, soy más grande, y soy más fuerte. No puedo permitir que una simple tortuga me amenace”.
Y furioso, el leopardo se lanzó sobre la tortuga, la levantó y la lanzó fuera del agujero.
La tortuga siguió caminando despacito, como siempre.
(Leyenda africana)