Cuando logramos iniciar todos los campeonatos, entre ellos nuestro FIM CEV, tan sólo teníamos una idea en nuestro subconsciente: Carreras, carreras, carreras. Hoy, con el Campeonato dando sus últimas bocanadas, he de reconocer que se está haciendo realmente difícil para todos, organización, equipos, pilotos, mecánicos, prensa… y un largo etcétera de gente implicada en ello.
Es, ya de por sí, extraño disputar un fin de semana que comienza un miércoles y que va in crescendo hasta alcanzar las jornadas de sábado y domingo, de una densidad e intensidad agotadoras. Pero, además, creo que desvirtúa un tanto la competición y no estoy afirmando con ello que no serán sus vencedores los más regulares y merecedores del premio, lo que digo es que, en un fin de semana con 75 puntos en liza, una mala pole, una inoportuna caída en la primera de las tres citas, cualquier alteración climatológica puede dar al traste con todos los planes; como hemos visto en Motorland.
Esto nos conduce a una primera jornada conservadora y muy, muy táctica para rematar el domingo con dobles carreras algo mas abiertas.
¿Esto es bueno, malo, da igual? Pues ciertamente no sabría posicionarme, ya que; por una parte, hace de la competición un terreno abierto a quienes sepan llevar mejor este nuevo formato, y por otra deja mucho más abierto el camino al título, ya que en todas las categorías se disputarán los títulos en Valencia, la última del año. Cierto es que en alguna de ellas; véase Moto2 con Yari Montella; hay nombres abonados al entorchado, pero todo se decidirá en la cita final y eso es muy bueno, dado el alto nivel de exigencia de éste FIM CEV 2020.