Una temporada cargada de compromiso. Así podría calificar a los movimientos y a las ganas que nos han ayudado a salvar el Mundial de MotoGP 2020 en unos momentos en los que nadie sabía qué iba a pasar. Las de marzo y abril fueron unas jornadas de incertidumbre que depararon horas y horas de reuniones con un único objetivo: tener nuevos campeones del mundo. El 2020 ha sido un año complejo en los circuitos. Hemos trabajado cinco meses bajo unos estrictos protocolos sanitarios, pero se han hecho muy bien las cosas gracias al compromiso de todas las partes implicadas.

Durante el primer trimestre del año la incertidumbre marcaba el pulso mundial y ni los expertos en la materia sabían a qué atenerse en unas jornadas de pánico y preocupación. Era normal que todos los esfuerzos en tratar de salvar vidas fuesen los prioritarios. La pandemia venía avisando hacía días, semanas, meses, pero nadie la vio llegar de la manera en la que lo hizo. Y desde Dorna tuvimos que ponernos a trabajar para asegurarnos de que en 2020 tuviésemos campeones en las 3 categorías del Mundial de MotoGP. Y también de todas las competiciones que se organizan desde nuestra empresa: léase la Copa del Mundo de MotoE, WorldSBK, WorldSSP, WorldSSP300, el FIM CEV Repsol, ATC, ETC, Red Bull Rookies Cup y la NTC. Lo merecía el motociclismo así como nuestra dilatada historia y todos nuestros pilotos.

Cuando el pasado mes de marzo tuvimos que cancelar la carrera de MotoGP en Qatar, salvando las de Moto3 y Moto2, no podíamos ni imaginar que el siguiente Gran Premio de MotoGP se disputaría casi 4 meses después en el Circuito de Jerez con un doblete. Con las malas noticias llegando desde Italia decidimos posponer la segunda cita del calendario en Tailandia, pero nos fuimos de Doha convencidos de que nada nos impediría ir a Austin unas semanas más tarde. Nada más lejos de la realidad. Todo se fue al traste cuando empezó el estado de alarma global, pero nunca perdimos la esperanza y las ganas de trabajar. Tuvimos claro desde el principio que había que sacar esto adelante, como así ha sido.

La pandemia del COVID-19 fue avanzando imparablemente y los Grandes Premios programados inicialmente fueron cayendo a un ritmo frenético. Los comunicados oficiales en los que posponíamos las carreras aparecían semanalmente y las primeras semanas de confinamiento fueron realmente preocupantes para todos por lo que se estaba viviendo. No se vislumbraba luz en el horizonte y nadie acertaba en los pronósticos ante una situación cruel y nueva hasta para los expertos.

Había que salvar el Mundial de MotoGP 2020. No importaban las condiciones mientras se cumpliesen varias premisas que no eran otras que respetar los protocolos sanitarios impuestos por las autoridades locales, los puestos de trabajo de la propia empresa, los de los miembros de los equipos de las tres categorías y aquellos de los organismos con los cuales vamos de la mano año tras año en la confección del calendario.

En constante comunicación con la Federación Internacional de Motociclismo, IRTA y MSMA, la primera medida fue la de ayudar a los equipos. No queríamos que ninguna persona perdiese su trabajo y desde Dorna se apostó por inyectar ayudas económicas a las estructuras de las tres categorías. Durante los meses en que cesó la actividad tratamos de aportar un balón de oxígeno a unas formaciones que se vieron afectadas de lleno por el parón mundial.

Lo segundo fue conformar un calendario con los países, los circuitos y los promotores que estaban dispuestos a colaborar para tratar de sacar esto hacia adelante. De la mano de la FIM se diseñó un calendario con un total de 15 Grandes Premios para dar validez al Mundial. No podíamos permitir que tras 70 años de dilatada historia nos quedásemos sin la temporada 2020. Con todas las partes comprometidas, y no exentos de dificultades, logramos empezar el mes de julio con un doblete español en Jerez gracias a la ayuda del Gobierno local. Seguimos con un triplete centroeuropeo que contó con un Gran Premio en República Checa y sendas citas en Austria. Y posteriormente vinieron otras dos en San Marino y una en Cataluña. De ahí nos fuimos a Francia, pasando otros dos fines de semana en Aragón antes de hacer otro doblete en Valencia, en el que Joan Mit se proclemó campeón de MotoGP. Y así hasta finales del mes de Noviembre en el que pusimos el broche final a una temporada complicada no solo para las disciplinas deportivas sino también para el mundo entero viendo a Albert Arenas en Moto3 y Enea Bastianini en Moto2 coronarse en el espectacular trazado de Portimao. Una moderna instalación que todo apunta ha llegado para quedarse en el calendario. 

Es muy importante recalcar el esfuerzo y el compromiso mostrado por todas las partes implicadas. Desde los organismos oficiales a los trabajadores del paddock, las televisiones y los sponsors que invierten dinero en este, nuestro deporte. Esta gran familia se ha mostrado trabajadora, comprensiva con la situación y plenamente comprometida en sacar esto adelante pese a las dificultades. Ha sido una gran satisfacción sentir la predisposición mostrada por toda esta gran familia que conforma el Mundial y que no se ha dado por vencida en una temporada en la que el destino iba marcando sus pasos sin que nadie supiese a qué atenerse.