Una mezcla de talento y sensibilidad dentro de la literatura. Ella aporta lo que se entiende que hacen las personas inquietas: experimenta, crea y lo hace bien. Alba Saskia es capaz de todo, literalmente. Hoy en día estudia guion de cine, pero su formación inicial fue la de enfermera, profesión que ejerció durante un periodo de su vida.

En 2012 le diagnosticaron una enfermedad rara, “Síndrome de Brown Vialetto Van Laere” (BVVL), de la que hay unos 80 casos diagnosticados en el mundo. A raíz de este golpe, nació HOPE, su seudónimo y nombre de la asociación que ella misma preside, en la que se dedican a investigar esta patología. Durante el periodo de adaptación a su nueva vida empezó a escribir una serie de microrrelatos que, poco después, se convirtieron en algo mucho más grande, llegando a ser finalista del Premio Planeta del año 2016. Este hecho tan importante en su vida profesional solo ha sido el detonante de una carrera en la que le queda mucho por contar.

Hoy, con la perspectiva del tiempo y siendo ya una escritora consolidada, nos ha concedido esta entrevista.

Te formaste como enfermera. ¿Pensaste alguna vez durante este periodo que ibas a dedicarte a escribir? Para nada. Siempre he sentido una conexión especial con la medicina y era muy feliz ejerciéndola pero, de repente, la vida tuvo otros planes a los cuales no me pude negar. Lo de leer y escribir siempre ha marcado mi camino, pero nada más lejos que un simple hobby. Ahora sé que este era mi camino, pero tengo unos recuerdos preciosos de la profesión y de todo el compañerismo y humanidad que la envuelven.

Samuel de Román / One Percent Magazine

Ya han pasado algo más de 4 años desde que fuiste finalista del Premio Planeta con Con un par de alas, ¿cómo ha sido tu evolución como escritora desde entonces? ¿Tanto tiempo ha pasado ya? Jajaja. He dedicado estos años a formarme porque está bien tener el instinto, es una cosa innata que nadie te puede quitar, pero me apetecía mucho aprender la teoría; asentarla bien. También dicen que la práctica hace al maestro ¿no? Pues he practicado mucho. Tengo un cajón lleno de retales de escritos con mil tachones que me han enseñado, por ejemplo, qué género resuena más conmigo o con qué personajes empatizo mejor. Creo que nunca conseguiré separar mi crecimiento como persona del de escritora: van de la mano, y mientras una siga aprendiendo, viviendo y errando, la otra seguirá nutriéndose de todos esos aprendizajes.  

Sobre Con un par de alas ¿qué hay de ti en Lía y en el resto de personajes? Creo que mucho, pero de forma subterránea. Me explico: no es una historia autobiográfica (ya me gustaría a mí montar una escuela de surf en Tarifa e ir descalza las 24 horas del día) pero, la visión con la que doté a los personajes sí que la compartimos. La ingenuidad de Lía, el humor negro de Perpetua, los lazos de amor para con su familia y amistades. Sin duda, yo estoy en todo eso.

Al final de cada capítulo hay un poema ¿cómo se te ocurrió? No lo premedité mucho, la verdad. La poesía forma parte de mi día a día, la adoro, y mientras escribía la novela cursaba prosa poética en Barcelona. Por lo tanto, lo vi de forma súper natural. Los capítulos son muy cortos y la poesía final deja un poso dramático en el lector al que siempre puede regresar y hacer suyo. 

Podemos encontrar muchos microrrelatos en el blog de tu web ¿qué puedes decirnos de ellos? Fueron mi primera toma de contacto con las letras. Ahora si los leo me dan ganas de hacer un agujero hondo, hondo en la tierra y meterme en él, jajaja. De ahí, la evolución y la mejora que comentábamos antes. Pero les tengo un amor tremendo porque fueron mi terapia. Comencé con ellos justo cuando me diagnosticaron una enfermedad neurodegenerativa sin conocer todo lo que depararía el futuro, ni siquiera si habría alguno con el cual soñar. De ahí mi cariño para con los microrrelatos porque los leo y me veo a mí con 22 años luchando y haciendo lo que me dictaba el corazón. De ese impulso salen las mejores cosas.

Estás estudiando guion de cine y TV ¿cambia tu forma de entender la literatura? Sí y no. Cambia mi forma de narrar y de visualizar la historia, pero la literatura, su formato y su estructura, no. Escribir guiones, para mí, es un cambio de chip muy grande porque tienes que ser muy concisa e ir al grano; tienes que saber la dirección que toma y va a tomar todo. En cambio, Con un par de alas lo escribí a corazón abierto. Sin escaletas, sin pósits, sin tablas de orientación, a bocajarro, y escribir desde esa libertad es maravilloso. Pero ¿sabes qué pasa? Ese es mi método y no quiere decir que le funcione a todo el mundo que escriba. Creo que se trata de experimentar y dar con lo que realmente te haga sentir cómodo.

¿Tienes algún proyecto de guion que podamos ver pronto? A corto plazo no creo, pero si escribí una novela finalista del Planeta en quince días… puede pasar de todo ¿no? No niego muy rotundo, pues a corto plazo hay una novela, muy distinta y especial que espero que pronto vea la luz. Tengo infinitas ganas.

¿Cómo se encuentra la asociación en este momento? Tengo que decir que bien, dadas las circunstancias. Es cierto que llevamos un año sin poder hacer ningún evento para recaudar fondos o dar charlas en los colegios (era lo mejor del mundo estar con los niños y niñas y compartir experiencias), pero hemos podido dar alguna ponencia online y hacer alguna que otra actividad telemática. También estamos felices porque, a nivel interno, hemos hecho mucho trabajo conjunto con el equipo del departamento de Enfermedades Raras del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona. Son una maravilla de profesionales y unas personas espectaculares, y si algo bueno sacamos de esta locura de año, han sido ellos y el puente tan generoso que nos han tendido. Nos sentimos protegidas. Aunque las cosas avancen muy despacito, creemos que lo hacemos de forma muy segura y, sentirse así me parece un lujo.

Podeis encontrarla en: http://albasaskia.com