Una de las grandes ventajas que tiene cubrir la información de los GGPP del Mundial de motociclismo in situ, desde el circuito y no desde casa, es el contacto directo con los grandes protagonistas de esta historia, que son los pilotos.

En Alcañiz, personalmente, tuve un arranque de GP de Aragón impresionante e inmejorable, porque a las tres de la tarde tenía cita reservada para un cara a cara con Joan Mir y a las cuatro y media tenía otro con Marc Márquez. Es decir, entrevista ‘one to one’, sin compartir las preguntas y respuestas con otros medios telemáticamente, con el vigente campeón y con el campeonísimo que volverá a serlo antes o después. Sin duda, un lujo a nivel periodístico para los lectores de AS y una experiencia enriquecedora a nivel particular porque, aunque hubo que conservar las máscaras puestas y cierta distancia de seguridad, fue casi como en los viejos tiempos, esos en los que se perciben mejor los gestos y se interpretan de maravilla los silencios y las entonaciones…

Más allá de las perlas que ambos cracks dejaron en sendas entrevistas, permitirme que os transmita las sensaciones que me dieron y que luego, en la carrera del domingo, se vieron corroboradas con sus diferentes actuaciones.

De entrada, a Mir se le ve decepcionado con el estancamiento de la Suzuki. Cree que, en base a que estaba prevista para este año la congelación de los motores y de la aerodinámica, sus japoneses pensaron que el panorama mecánico permanecería como en 2020, año en el que su moto fue la más equilibrada de la parrilla con diferencia, y les ha pillado por sorpresa las mejorías de las otras motos.

Donde más se evidencia este detalle es en la llegada tardía y poco beneficiosa del sistema holeshot trasero y con accionamiento dinámico para la Suzuki. Pesa más que el de la competencia y es menos efectivo, así que casi como si siguieran sólo con el delantero.

En cuanto a Márquez, llama poderosamente la atención su mensaje realista, consciente de las limitaciones físicas que tiene, las mismas que le llevan a pilotar de otra manera y le hacen dudar a él mismo de si volverá a ser el que fue, lo que no quita que el conservadurismo entre en su cabeza y que siga dando todo lo que tiene dentro, y más, siempre hasta el final, como luego se vio en su duelo final contra Bagnaia. Hay una frase que destacado por encima de toda la charla con el del Repsol Honda y es esta: “La palabra salvada no está ahora en mi diccionario”.

Al ilerdense no le gusta hablar de lesiones, pero ahora es tan evidente que no le queda más remedio que hacerlo, y en la caída que sufrió en los libres, en su caída número 18 de la temporada, quedó evidenciado que no puede levantar la moto como antes. Sufrió la pérdida de la rueda delantera en un viraje de derechas y, aunque intentó resistirse al arrastrón final, se vio claro que no tenía posibilidad alguna de volver a poner la Honda en vertical. Lo confirmó él mismo más tarde en su rueda de prensa. Da rabia verlo desde fuera, así que imaginaros cómo debe ser sufrirlo uno mismo.

En todo caso, y a pesar de los pesares, los dos campeones fueron capaces el domingo de Aragón de subir al podio. Mir lo hizo como tercero, partiendo desde la séptima plaza, y Márquez como segundo, cuando había arrancado cuarto. Un justo premio para ellos en el día de la consagración de Bagnaia. 

Mela Chércoles