El Mundial que yo quiero 

Primer febrero hasta donde alcanza nuestra memoria sin los esperados test de pretemporada de cada año en Sepang. La puñetera pandemia continúa condicionando las vidas de todos y para ver de nuevo en acción a las MotoGP habrá que esperar hasta marzo, ya en Qatar, con ración doble de ensayos antes del arranque oficial del nuevo curso, el 28 de marzo, bajo los focos de Losail. No es buen arranque para el 2021 esta demora, sin duda, pero confío en que la temporada salga adelante. Si lo hizo la dificilísima del 2020, ¡cómo no lo va a hacer la de ahora! La experiencia del año anterior le servirá a Dorna, equipos, pilotos y circuitos para llevar a cabo con éxito el próximo campeonato, por mucho que el coronavirus continúe dando por saco a nivel mundial… 

Volverá a ser un campeonato raro, porque no se espera, por lo menos para las primeras citas, que regresen los espectadores a las gradas. Habrá que seguir corriendo a puerta cerrada y con el paddock dentro de esa burbuja antiCovid que aleja también a los periodistas de las salas de prensa. Lo primero que yo quiero es que eso cambie, que aficionados y periodistas podamos acudir a los circuitos como en los viejos tiempos, pero como no depende de nosotros, habrá que resignarse a disfrutar de las carreras desde casa y, en mi caso particular, a intentar hacer el trabajo lo mejor posible a distancia y de manera telemática.  

Pasada la resignación inicial por la coyuntura actual, cobra fuerza la ilusión de una temporada nueva en la que encuentro muchos alicientes. Y es que en el Mundial que yo quiero, sueño y diseño, vuelve a estar Marc Márquez en la parrilla a pleno rendimiento. El que también lo anhela, seguro, es un Joan Mir que desea medirse a él de campeón a campeón y que está dispuesto a repetir título con la Suzuki. El primero que se lo intentará negar será su compañero Álex Rins, al que sin lesión de hombro le toca exigirse lo máximo. Pero si hablamos de compañeros, el llamado a ser el compañerísimo es Pol Espargaró, porque su llegada al box del Repsol Honda es la oportunidad de su vida para luchar con las mismas armas de un Marc que tantas veces le amargó carreras desde críos. Otra buena pelea de compañeros será la que protagonicen Maverick Viñales y Fabio Quartararo por ser el número uno de Yamaha, aunque su rol de piloto oficial no les garantice el serlo, porque en el box satélite de la casa de los diapasones ya les demostró Franco Morbidelli que puede ser mejor que ellos, como refleja el subcampeonato que firmó el año pasado. Junto a él estará el incombustible Valentino Rossi, que a los 42 años seguirá dando gas con la intención de disfrutar, pero también la de volver a ganar… 

En el Mundial que yo quiero, Ducati recupera el protagonismo perdido el año pasado con su nueva pareja de pilotos oficiales, la que forman Jack Miller y Francesco Bagnaia; KTM vuelve a dar la talla, con Miguel Oliveira y Brad Binder de oficiales, pero también con Danilo Petrucci e Iker Lecuona dando guerra como satélites. Una posición, la de satélite, mucho más respetada que hace tiempo, porque desde los equipos no oficiales también se pueden ganar carreras como se vio el año pasado. Desde esa condición parten Álex Márquez y Takaaki Nakagami en Honda, aunque con material oficial, y Johann Zarco en Ducati, así que a tenor de lo visto el año pasado también habrá que contar con ellos para aderezar el espectáculo. 

Y por terminar con mis deseos para este año, deseo que Aprilia continúe creciendo para que Aleix Espargaró pueda darles alguna alegría y que la pelea por ser el novato del año resulte tan interesante como se presume, Jorge Martín, Luca Marini y Enea Bastianini ya dieron mucho juego en Moto2 y ahora intentarán hacerlo en MotoGP. De Lorenzo Savadori, en cambio, se espera menos, pero igual él es el que lleva a Aprilia a otro nivel. Nadie imaginaba hace un año que serían Binder y Oliveira los que le darían a KTM sus primeras victorias en la clase reina y vaya si las consiguieron… Feliz 2021. Espero. Deseo.