Pinto y dibujo desde siempre. De pequeña, en el colegio, llenaba los cuadernos y los libros de toda clase de monigotes. Mis amigas aún recuerdan perfectamente cómo eran, porque era muuuy pesada. En cuanto caía en mis manos un lápiz o un boli, no podía evitarlo. Lo curioso es que me encantaba la asignatura de Dibujo y Plástica, pero solamente si no tenía que copiar o reproducir algo, como los bodegones… eso me ponía muy nerviosa, me aburría mucho y acababa pidiéndole a alguien que lo hiciera por mí. Sin embargo, cuando el dibujo era de temática libre y podía elegir lo que quisiera, lo disfrutaba muchísimo. Lo que siempre me gustó más era crear e inventar universos propios.

Nadie me animó a estudiar Bellas artes en ningún momento. Mi capacidad artística quedaba menospreciada en una frase: “qué mona la niña, qué dibujitos hace”.

Así que nunca vi una posibilidad seria en eso que, en el fondo, me apasionaba.

Por lo que finalmente estudié veterinaria ya que fue el camino más fácil y seguro. Los animales me encantan y mi padre era Veterinario. Estoy muy contenta de haberla estudiado, pero estoy más contenta aún de no ejercerla.

Mis estudios no sé en qué me han influido exactamente, pero sé que lo han hecho. Al final, todas las experiencias nos marcan de una manera u otra y nos definen, enriquecen y forman. Así que puedo afirmar que la Veterinaria forma parte de mi arte y de mi manera de ver la vida. Como dijo mi madre cuando realicé la serie “Pintores” (que son animales humanizados- “animaloides” me gusta llamarlos-): “por lo menos dibujas animales. Para algo te sirvió la carrera”. Esto es lo más cerca que han estado esos dos mundos de juntarse. La veterinaria quedó en el pasado y mi carrera profesional en la pintura tampoco fue un encuentro instantáneo. Una vez abandoné el doctorado, comencé un camino de búsqueda interior para saber qué hacer con mi vida. Fueron varios años de viajes y experimentación, que merecieron la pena, ya que me han traído hasta aquí y puedo decir que me realizo cómo pintora.

Samuel de Román / One Percent Magazine

Curiosamente, mis referentes artísticos llegaron -o mejor dicho, me los hicieron ver- durante mi primera exposición. Una pequeña muestra de mis lienzos, sin mucha pretensión y con mucho miedo. (Hoy reconozco que fue gracias a la “amenaza” de mi madre de “hacer limpieza en la casa” y decidí que era mejor mostrarlos a que terminaran en la basura). Fue entonces cuando conocí al reconocido pintor Miguel Ángel Domínguez, que fue el que me habló de Tapies, Pollock, Rothko y de muchos otros que yo no conocía y que ahora admiro tan profundamente, como al propio Miguel Ángel Domínguez.

Desde aquella primera y relevante exposición (que tuve la suerte de vender entera), no he parado y estoy muy agradecida. Han sido una tras otra, en lugares tan prestigiosos y bellos como la del Patio de la Infanta, para Ibercaja, en Zaragoza. Titulada “Irrevelante” las obras estaban hechas en materiales reciclados como puertas, persianas y láminas de parqué ensambladas. Aunque suene raro, el resultado fue maravilloso. Lo extraño de verdad fue coincidir allí con una exposición de Andy Warhol en la sala de al lado del Patio de la Infanta… así que puedo decir que fue un honor poder mostrar allí mis cuadros.

Hago ilustración, y siempre lo he tenido más claro porque me han marcado desde mi infancia: “Mortadelo y Filemón” de Ibáñez, “Mafalda” de Quino, “Asterix y Obelix” de Uderzo y Gonscinny, “Zipi y Zape” de Escobar… En mi imaginario están un poquito de cada uno de ellos.

Samuel de Román / One Percent Magazine

Técnicamente, bueno no se definir mi técnica ya que soy autodidacta, lo que sí puedo explicar es que pintar nace de mi necesidad vital de expresar y liberarme. Cuando pinto abstracto no hay pensamiento. Hay emoción. No paso por la razón al hacerlos y me dejo llevar por el propio cuadro. No sé si yo lo pinto a él o él me está pintando a mí.

En el fondo, pintar es mi manera de sanar. De estar en paz y expresar emociones que a lo mejor de otra manera no soy capaz de sacar.

Ahora, con la situación tan desesperanzada que estamos viviendo con la pandemia, las cosas no están claras. La exposición “MÚSICOS” que tenía prevista para octubre está aplazada sine die, pero puedo avanzar que es la primera vez que he conseguido mezclar mis dos mundos. El abstracto y la ilustración. Son lienzos – de fondo abstracto- de iconos de la música realizado con la técnica de ilustración.   

Estoy realmente contenta con esta serie y tengo muchas ganas de enseñarla. Eso si no la he vendido antes de exponerla, ya que me han comprado varios y siempre hay que buscar nuevos caminos para mostrarlos.

Ángela González

Texto: Ángela González